Dicen que uno podría estar años practicando una simple técnica todos los días y, aún así, nunca llegaría a dominarla al 100%. No solo por aquello de que la perfección no existe, sino porque siempre hay virtud en los pequeños detalles que siempre pasan inadvertidos.
En este sentido, acabamos de iniciar la transmisión pura de los Kajos y tengo la sensación de que, aún siendo en teoría «las bases», son de una riqueza y una complejidad tales que me podría estar efectivamente años y aún aprendería y mejoraría cosas.
Muy satisfecho de avanzar en la escuela, y muy contento de poder ser testigo del contenido avanzado de este nuevo camino de enseñanza.
Además, MUY honrado y satisfecho de haber podido asistir al primer Kōshukaï presidido por las fotos de nuestros ya difuntos maestros Raymond Thomas y Tōru Takamatsu.